Casa de letras

miércoles, diciembre 06, 2006

Decir que no

Quisiera aprender a decir que no. Sin embargo, cuando la gente a mí alrededor se atreve a decirlo, me parece siempre un atrevimiento.

Un amigo de mi esposo viene de visita. Con la excusa de su llegada tuve que arreglar la casa, tendré que pasearlo por algunos lugares, tomarle varias fotos y simular que disfruto de su compañía. A pesar de los problemas que me causa su estadía siempre disfruto al tener gente boricua cerca.

Pero lo interesante es que el visitante se ha negado a traer un bulto con los regalos de Navidad que envía mi suegra. Ha pedido que si van a enviarnos algo con el, que sean cosas pequeñas, que puedan acomodarse en su maleta. Mi suegra que tiene un carácter de los mil demonios respondió: "O lo lleva todo, o no lleva nada". Así que los regalos se quedan en la Isla y aun así, el visitante que me ofendió con su negativa viene mañana y hay que rendirle pleitesías.