Casa de letras

jueves, julio 27, 2006

La familia boricua

Creo que es el momento de admitir que ya me estaba alcanzando la nostalgia. Mañana cumplo dos meses en este país y a pesar de que las cosas van caminando ya empezaba a sentir la tristeza de estar lejos de mi país, de mi casa y de mi gente.

Sin embargo, hace dos días la vida me sorprendió. Recién llegando al trabajo, recibí un e-mail de una amiga americana. Esta rubia simpática vende productos para hacer "scrapbooking". Okay, espero no se burlen. Me gusta hacer álbumes. Siempre me ha gustado la fotografía; así que me conecté con Cathi pocos días después de mi mudanza.

Pero volvamos a nuestra historia original. Recibí el correo en donde mi amiga me pedía le ayudara a ofrecer una clase básica de "scrapbooking" a un grupo de mujeres puertorriqueñas que no hablan mucho inglés.

No saben lo contenta que me puse. Las razones eran varias. Primero esta señora me estaba pidiendo un favor. Es medio raro que me ponga tan feliz por eso, pero es que aquí había sentido que los favores no abundan. Todo el mundo cobra por todo, no parecía, por lo menos hasta ese momento, un sitio donde abunde la solidaridad. Además, conocería gente de mi país y eso si merece una celebración.

Así que no lo pensé mucho y acepté la oferta.

Llegué tarde…adherida a las más elementales reglas de modales boricuas. Los puertorriqueños somos supremamente impuntuales. Jajaja. Cuando me abrieron la puerta de la casa un exquisito olor a sofrito me invadió. Habían seis mujeres sentadas a la mesa, de todos los colores y hablando durísimo. Cuando me vieron, aplaudieron y me recibieron como si me conocieran de toda la vida. Me dijeron sus nombres y me sonrieron con mucha complicidad.

Mientras yo estaba a gusto, mi amiga rubia no entendía nada. La pobre parecía una cucaracha en baile de gallinas y aquellas mujeres no paraban de mezclar el inglés con el español. Al mismo tiempo se reían, gritaban, se tiraban besos y discutían como iban a trabajar sus primeras páginas del álbum.

También los niños corrían por la casa e interrumpían la clase. La rubia estaba medio desesperada, pero mientras la escena se complicaba yo le explicaba las diferencias culturales.

En menos de una hora, las muchachas tenían sus páginas completas y le compraron a mi amiga un montón de materiales. Cathi estaba feliz y yo estaba realizada...Había llegado a casa.

lunes, julio 24, 2006

Corporate America

Hoy una compañera de trabajo tuvo un ataque de ira. Comenzó a gritar en medio de la oficina, a quejarse y a maldecir. Se podía notar su frustración y coraje. Sin embargo, nadie interrumpió sus labores, nadie se detuvo, nadie levanto la cabeza para preguntarle que pasaba. Ni siquiera yo.

Todos seguimos trabajando como de costumbre. La mujer siguió tirando cosas. Tiró una silla al piso, creo que hizo hasta un reguero en la cocina y todos nos quedamos mirándola, sin hacer nada al respecto.

Yo debo confesar que estaba aterrada. No entendía cual era su congoja, pero no pude salir del marasmo del trabajo. También tuve miedo. No sé de que. Quizás de que se descontrolara más por mi intervención. Que me agrediera o me gritara por algo con lo que no tengo nada que ver. Me quede estática, inmóvil e impasible.

No entiendo que me ha pasado. No entiendo porque no hice nada. No la conozco pero pude haber hecho algo.

Quizás me estoy convirtiendo en uno de ellos…espero que no.

miércoles, julio 19, 2006

Nuestra Vanagon 1984

La Volky está en la casa. El viernes pasado la fuimos a recoger con el corazón en la boca. No sabía si estábamos tomando la decisión correcta. No sabíamos si esta guagua era para nosotros.

Al día siguiente comenzaron mis clases privadas de guiar ‘standard’. Mi esposo, con la poca paciencia que tiene para enseñar, me ofreció un curso rápido. Sólo me dedicó una hora… Luego de terminar la clase me dijo que pensaba nos iba a ir peor y me invitó a pasear por la autopista. Nos cambiamos de asiento, el viento nos daba en la cara y estábamos contentos.

El domingo salí de la casa en la guagua para buscar una dirección. Una gestión de cinco minutos…nada más. Antes que me diera cuenta mi amor de cuatro ruedas estaba botando humo del motor. Mi hijo comenzó a gritar que la guagua iba a explotar y nos bajamos corriendo. La tuve que apagar y dejar allí en medio de la calle.

Se le rompió una pieza plástica que va de la bomba del agua a la manga (será un conector o algo así). Parece ya comenzó mi aventura.

LA PALABRA DEL DÍA

exilio

Se trata de una palabra antigua en nuestra lengua, que los corpus del español reseñan en todas las épocas a partir del siglo XIII, cuando aparece en textos de Berceo y de Alfonso el Sabio, o en este trecho de la traducción de la Eneida, de Enrique de Villena, algo posterior (1427):
(…) aprovechándose d'ellas cuanto la nesçesidat requiere, aviéndolas en medianos entre nós e la patria çelestial, donde somos naturales, reputándose bevir en exilio mientra cursa en la presente vida.

Sin embargo, exilio nunca se usó tanto en castellano como a partir de 1939, cuando miles de españoles se vieron forzados a buscar refugio en otras tierras tras la victoria del fascismo en España y cobró nuevo auge en la década de 1970, durante las dictaduras militares sudamericanas.
La palabra ya era usada por los latinos bajo la formas exsilum, derivada del verbo exsilire, que significaba ‘exiliarse’ o, como transitivo, ‘exiliar’ (a alguien). Sin embargo, el significado original, etimológico era ‘saltar afuera’.
En efecto, exsilire se formó con el verbo salire (saltar) precedido por el prefijo ex- (fuera).

viernes, julio 14, 2006

La guagua de mis sueños

Desde que me mudé comparto mi carro con mi esposo. Al principio estaba encantada. Gastamos poca gasolina, estamos juntos en el camino y todo era nuevo y distinto. Sin embargo, el enamoramiento del inicio se ha terminado.

Mi marido y yo tenemos horarios distintos en el trabajo. Por lo que, compartir el carro se ha convertido en un suplicio. Cuando trabaja hasta tarde, tiene que levantarse temprano para traerme a la oficina. Además, ocasionalmente tengo algún compromiso después del trabajo y me he visto obligada a coordinar con su itinerario para no dejarlo a pie.

Por eso, después de muchas conversaciones y análisis decidimos comprar un carrito usado. La alternativa de un carro nuevo no se ajusta a nuestra situación económica actual. Así que buscarlo se ha convertido en una aventura.

Como parte del proceso hemos leído decenas de anuncios de carros usados. También nos hemos perdido varias veces para encontrar los lugares donde los están vendiendo. Pero hace dos días fuimos a ver la guagüita de mis sueños.

Es una linda Volkswagen Vanagon del 84 que parece que fue construida ayer. Es rara, graciosa y parece de juguete. Pero como en la vida nada es perfecto también es estándar.
Hace una década me prometí a mi misma que no intentaría más de aprender esa destreza. Sin embargo, mi esposo insiste no es nada del otro mundo y que estoy capacitada para hacerlo. Dice que no debo descartar experimentar algo nuevo.

Así que vamos a intentar la maroma. Espero que salga bien. Y yo voy a mí…terminare siendo una chofer estrella. Al menos, eso espero.

Si quieren verla...aquí va el link: http://hartford.craigslist.org/car/178852603.html

lunes, julio 03, 2006

Pariendo el inglés

Pude haber escogido trabajar en español. La oferta llegó. Tuve la oportunidad de hacer mi vida al margen del "difícil". Si hubiera dicho que si, hoy no tendría que combinar mi incipiente sordera con la triste realidad de que no entiendo parte de lo que me dicen.

A veces pienso que el problema no es el idioma. Si no el acento. Cada persona que interactúa conmigo en el trabajo es de un lugar distinto, de una etnia distinta. Por eso su pronunciación y acento en inglés es diferente. Así que todos los días me siento leeeenta. Debo parecer boba. Soy incapaz de leer entre líneas, de tener salidas ingeniosas y creativas. Ahora soy menos yo. La inseguridad del idioma me complica las cosas.

Sin embargo, decidí quedarme aquí. Es que además de otras complicaciones de la vida diaria, determine que lo mejor es ser persistente. Tengo que intentarlo y continuar. Espero acostumbrarme después de un tiempo. Aprenderé. Esto es como estar preñada…Voy a parir el inglés, … sino reviento.