Casa de letras

miércoles, abril 21, 2010

Un dia dificil

Es tan dificil cuando uno no se siente apreciado... Aun con el esfuerzo mas grande, muchos no quedan conformes. Sin embargo, solo queda aguantar.

Lo unico que importa




lunes, enero 28, 2008

Que mucho me jode la temperatura!!

39 grados !! Esto es una mierda !! Hace tanto frío que hoy mi carro ni prendió!!

miércoles, diciembre 06, 2006

Decir que no

Quisiera aprender a decir que no. Sin embargo, cuando la gente a mí alrededor se atreve a decirlo, me parece siempre un atrevimiento.

Un amigo de mi esposo viene de visita. Con la excusa de su llegada tuve que arreglar la casa, tendré que pasearlo por algunos lugares, tomarle varias fotos y simular que disfruto de su compañía. A pesar de los problemas que me causa su estadía siempre disfruto al tener gente boricua cerca.

Pero lo interesante es que el visitante se ha negado a traer un bulto con los regalos de Navidad que envía mi suegra. Ha pedido que si van a enviarnos algo con el, que sean cosas pequeñas, que puedan acomodarse en su maleta. Mi suegra que tiene un carácter de los mil demonios respondió: "O lo lleva todo, o no lleva nada". Así que los regalos se quedan en la Isla y aun así, el visitante que me ofendió con su negativa viene mañana y hay que rendirle pleitesías.

viernes, noviembre 17, 2006

Boricua en la Luna

La sorpresa de hoy:

http://www.primerahora.com/noticia.asp?guid=0B4DDB81BA614AB18CE41E4E82ABC704

Nos colamos entre los Boricuas en la Luna.

Bien!

jueves, noviembre 09, 2006

Soy otra

En esta nueva vida soy una nueva. Soy yo, pero soy otra. Me gusta. Sin embargo, a menudo tengo que recordarme que si no respiro, me muero.

martes, octubre 03, 2006

Instantes de Jorge Luis Borges

(autor: Don Herold, adaptación: Borges)
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataríade tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...y sé que me estoy muriendo.

martes, septiembre 12, 2006

La temperatura

54 grados...Carajo!

jueves, julio 27, 2006

La familia boricua

Creo que es el momento de admitir que ya me estaba alcanzando la nostalgia. Mañana cumplo dos meses en este país y a pesar de que las cosas van caminando ya empezaba a sentir la tristeza de estar lejos de mi país, de mi casa y de mi gente.

Sin embargo, hace dos días la vida me sorprendió. Recién llegando al trabajo, recibí un e-mail de una amiga americana. Esta rubia simpática vende productos para hacer "scrapbooking". Okay, espero no se burlen. Me gusta hacer álbumes. Siempre me ha gustado la fotografía; así que me conecté con Cathi pocos días después de mi mudanza.

Pero volvamos a nuestra historia original. Recibí el correo en donde mi amiga me pedía le ayudara a ofrecer una clase básica de "scrapbooking" a un grupo de mujeres puertorriqueñas que no hablan mucho inglés.

No saben lo contenta que me puse. Las razones eran varias. Primero esta señora me estaba pidiendo un favor. Es medio raro que me ponga tan feliz por eso, pero es que aquí había sentido que los favores no abundan. Todo el mundo cobra por todo, no parecía, por lo menos hasta ese momento, un sitio donde abunde la solidaridad. Además, conocería gente de mi país y eso si merece una celebración.

Así que no lo pensé mucho y acepté la oferta.

Llegué tarde…adherida a las más elementales reglas de modales boricuas. Los puertorriqueños somos supremamente impuntuales. Jajaja. Cuando me abrieron la puerta de la casa un exquisito olor a sofrito me invadió. Habían seis mujeres sentadas a la mesa, de todos los colores y hablando durísimo. Cuando me vieron, aplaudieron y me recibieron como si me conocieran de toda la vida. Me dijeron sus nombres y me sonrieron con mucha complicidad.

Mientras yo estaba a gusto, mi amiga rubia no entendía nada. La pobre parecía una cucaracha en baile de gallinas y aquellas mujeres no paraban de mezclar el inglés con el español. Al mismo tiempo se reían, gritaban, se tiraban besos y discutían como iban a trabajar sus primeras páginas del álbum.

También los niños corrían por la casa e interrumpían la clase. La rubia estaba medio desesperada, pero mientras la escena se complicaba yo le explicaba las diferencias culturales.

En menos de una hora, las muchachas tenían sus páginas completas y le compraron a mi amiga un montón de materiales. Cathi estaba feliz y yo estaba realizada...Había llegado a casa.

lunes, julio 24, 2006

Corporate America

Hoy una compañera de trabajo tuvo un ataque de ira. Comenzó a gritar en medio de la oficina, a quejarse y a maldecir. Se podía notar su frustración y coraje. Sin embargo, nadie interrumpió sus labores, nadie se detuvo, nadie levanto la cabeza para preguntarle que pasaba. Ni siquiera yo.

Todos seguimos trabajando como de costumbre. La mujer siguió tirando cosas. Tiró una silla al piso, creo que hizo hasta un reguero en la cocina y todos nos quedamos mirándola, sin hacer nada al respecto.

Yo debo confesar que estaba aterrada. No entendía cual era su congoja, pero no pude salir del marasmo del trabajo. También tuve miedo. No sé de que. Quizás de que se descontrolara más por mi intervención. Que me agrediera o me gritara por algo con lo que no tengo nada que ver. Me quede estática, inmóvil e impasible.

No entiendo que me ha pasado. No entiendo porque no hice nada. No la conozco pero pude haber hecho algo.

Quizás me estoy convirtiendo en uno de ellos…espero que no.

miércoles, julio 19, 2006

Nuestra Vanagon 1984

La Volky está en la casa. El viernes pasado la fuimos a recoger con el corazón en la boca. No sabía si estábamos tomando la decisión correcta. No sabíamos si esta guagua era para nosotros.

Al día siguiente comenzaron mis clases privadas de guiar ‘standard’. Mi esposo, con la poca paciencia que tiene para enseñar, me ofreció un curso rápido. Sólo me dedicó una hora… Luego de terminar la clase me dijo que pensaba nos iba a ir peor y me invitó a pasear por la autopista. Nos cambiamos de asiento, el viento nos daba en la cara y estábamos contentos.

El domingo salí de la casa en la guagua para buscar una dirección. Una gestión de cinco minutos…nada más. Antes que me diera cuenta mi amor de cuatro ruedas estaba botando humo del motor. Mi hijo comenzó a gritar que la guagua iba a explotar y nos bajamos corriendo. La tuve que apagar y dejar allí en medio de la calle.

Se le rompió una pieza plástica que va de la bomba del agua a la manga (será un conector o algo así). Parece ya comenzó mi aventura.

LA PALABRA DEL DÍA

exilio

Se trata de una palabra antigua en nuestra lengua, que los corpus del español reseñan en todas las épocas a partir del siglo XIII, cuando aparece en textos de Berceo y de Alfonso el Sabio, o en este trecho de la traducción de la Eneida, de Enrique de Villena, algo posterior (1427):
(…) aprovechándose d'ellas cuanto la nesçesidat requiere, aviéndolas en medianos entre nós e la patria çelestial, donde somos naturales, reputándose bevir en exilio mientra cursa en la presente vida.

Sin embargo, exilio nunca se usó tanto en castellano como a partir de 1939, cuando miles de españoles se vieron forzados a buscar refugio en otras tierras tras la victoria del fascismo en España y cobró nuevo auge en la década de 1970, durante las dictaduras militares sudamericanas.
La palabra ya era usada por los latinos bajo la formas exsilum, derivada del verbo exsilire, que significaba ‘exiliarse’ o, como transitivo, ‘exiliar’ (a alguien). Sin embargo, el significado original, etimológico era ‘saltar afuera’.
En efecto, exsilire se formó con el verbo salire (saltar) precedido por el prefijo ex- (fuera).

viernes, julio 14, 2006

La guagua de mis sueños

Desde que me mudé comparto mi carro con mi esposo. Al principio estaba encantada. Gastamos poca gasolina, estamos juntos en el camino y todo era nuevo y distinto. Sin embargo, el enamoramiento del inicio se ha terminado.

Mi marido y yo tenemos horarios distintos en el trabajo. Por lo que, compartir el carro se ha convertido en un suplicio. Cuando trabaja hasta tarde, tiene que levantarse temprano para traerme a la oficina. Además, ocasionalmente tengo algún compromiso después del trabajo y me he visto obligada a coordinar con su itinerario para no dejarlo a pie.

Por eso, después de muchas conversaciones y análisis decidimos comprar un carrito usado. La alternativa de un carro nuevo no se ajusta a nuestra situación económica actual. Así que buscarlo se ha convertido en una aventura.

Como parte del proceso hemos leído decenas de anuncios de carros usados. También nos hemos perdido varias veces para encontrar los lugares donde los están vendiendo. Pero hace dos días fuimos a ver la guagüita de mis sueños.

Es una linda Volkswagen Vanagon del 84 que parece que fue construida ayer. Es rara, graciosa y parece de juguete. Pero como en la vida nada es perfecto también es estándar.
Hace una década me prometí a mi misma que no intentaría más de aprender esa destreza. Sin embargo, mi esposo insiste no es nada del otro mundo y que estoy capacitada para hacerlo. Dice que no debo descartar experimentar algo nuevo.

Así que vamos a intentar la maroma. Espero que salga bien. Y yo voy a mí…terminare siendo una chofer estrella. Al menos, eso espero.

Si quieren verla...aquí va el link: http://hartford.craigslist.org/car/178852603.html

lunes, julio 03, 2006

Pariendo el inglés

Pude haber escogido trabajar en español. La oferta llegó. Tuve la oportunidad de hacer mi vida al margen del "difícil". Si hubiera dicho que si, hoy no tendría que combinar mi incipiente sordera con la triste realidad de que no entiendo parte de lo que me dicen.

A veces pienso que el problema no es el idioma. Si no el acento. Cada persona que interactúa conmigo en el trabajo es de un lugar distinto, de una etnia distinta. Por eso su pronunciación y acento en inglés es diferente. Así que todos los días me siento leeeenta. Debo parecer boba. Soy incapaz de leer entre líneas, de tener salidas ingeniosas y creativas. Ahora soy menos yo. La inseguridad del idioma me complica las cosas.

Sin embargo, decidí quedarme aquí. Es que además de otras complicaciones de la vida diaria, determine que lo mejor es ser persistente. Tengo que intentarlo y continuar. Espero acostumbrarme después de un tiempo. Aprenderé. Esto es como estar preñada…Voy a parir el inglés, … sino reviento.

jueves, junio 15, 2006

Mi primer "ugly american"

Ya mudada todo iba bien...hasta hoy. Cuando me senté en la sala de espera tuve el presentimiento de que estaba en el lugar equivocado. Pero cumpliendo mi compulsión de hacer lo correcto me quedé allí, pensaba que lo mejor era conocer al médico de cabecera que había tenido que elegir usando mi computadora.

No hizo falta ni siquiera que entrara a examinarme. Cuando vi los diplomas militares en las paredes sentí un escalofrío. Después me sonrió y sentí el prejuicio en los huesos. En cuanto me pidió que me desnudara y me pusiera la bata comenzó peor. Entonces, empezó a preguntarme sobre Puerto Rico.

Al principio traté de evadirlo, de usar los lugares comunes, de evitar el tema que sabía querría abordar. Pero llegó rápido. Me dijo que los americanos quieren darle la independencia a mi país, pero que económicamente eso (la independencia) no va a poder ser. Que nosotros debemos ser agradecidos, que no tenemos para matenernos, que no podríamos emigrar. Yo me mordí la lengua y traté de pensar como salir de esa situación tan incómoda. Me puse tartamuda. No podía escaparme, estaba sin ropa. Le dije como pude que yo si creía que la independencia era posible y le dije más, le repetí varias veces que iba a suceder tarde o temprano.

Después le pedí un referido a un ginecólogo. No dejé que me sacaran la sangre y me fuí.

Ya se lo dije a mi esposo, hoy mismo cambio de médico primario.

jueves, marzo 02, 2006

Un cuento para no perder la costumbre

Lloro frente a tu tumba. Me limpio las lágrimas con un pañuelo. Con disimulo, miro a los empleados del cementerio que como cada semana se me quedan mirando mientras te hago esta visita. Ya me conocen.

Vuelvo a lloriquear y ahora hasta gimo un poco. Me lamento y te recuerdo. Me arrodillo frente a la tumba en una pose. Repito el rito, vuelvo a confirmar que me miran, que tengo un público.

Me he dado cuenta que me miran con lástima. Se fijan en mis canas y en las líneas de expresión de mi cara. Ven como ruedan por mi rostro las lágrimas que derramo por ti…por tu muerte.

Como siempre tengo puesto estricto luto: blusa negra, falda negrísima y gafas oscuras. He notado que este atuendo hace inconfundible mi rol de viuda sufrida. Soy un espectáculo lastimoso y gris, como debe ser.

Aunque hago esto a menudo, hoy te recuerdo más. Rememoro el día que nos casamos. Veo nuestra boda, me vuelvo a ver parada sobre un banco, me subieron allí porque era tan pequeñita. No había terminado de crecer, una semana antes había cumplido los quince. Te extraño tanto.

¿Sabes que más me acuerdo? Del día que me enteré que estaba embarazada por segunda vez. Era tan bruta que te lo dije contentísima frente a los vecinos. Me preguntaste quién era el padre y soltaste una carcajada. Sentí el tu aliento alcoholizado hasta en las pupilas. La vergüenza fue tanta que me encerré hasta que se me quitó el calor en las orejas. No sé cómo he vivido estos diez meses sin ti.

Casi por casualidad, me descubro acariciando con la lengua las coronas de boca. El trabajo que hizo el dentista para ocultar las piezas que me tumbaste en aquella pelea, sólo tenía 30 años. Pasé toda mi vida contigo, no sé cuándo superaré esta pérdida.

Suspiro y casi sin pensar te imagino guapísimo, como aquel día en el tribunal. Debes acordarte. El día en que me acusaste de ser negligente con los nenes y me humillaste llevándome a servicios sociales. Tuve que hacer un préstamo para pagar lo que me cobró la abogada. La verdad es que con tu muerte, la vida me ha cambiado.

No puedo creerlo. Jamás pensé que tendría que vivir sin ti. Pensé que moriría primero. Tuve la certeza de fallecer víctima de tus abusos y tus golpes. Fuiste el amor de mi vida.

A veces pienso que no debí haber regresado contigo después del divorcio. Ya había pasado lo peor. En aquellos tiempos, ni el volver a casarme con el mismo hombre me quitó el sello de mujer divorciada. Pero no volví contigo por el que dirán. No pienses eso. Volví porque te necesitaba, con nadie pude sentir lo que tú me hacías sentir. Incluso ahora sufro porque te necesito.

Lo tengo todo guardado. Tú lo sabes. Me conoces mejor que nadie. Sabes que conservo un mechón de pelo de cada uno de los nenes. Mantengo en la cajita con sus nombres los primeros trazos de la escuela. Mantengo como un tesoro hasta los dientes de leche.

También tengo cosas tuyas. Hace meses recogí todo en una maleta. Allí he guardado tesoros de nuestra vida. Tengo el cordón umbilical del niño. ¿Te acuerdas? El que aborté producto de una de nuestras peleas. Era tu hijo, te lo juré hasta el cansancio, pero no me creíste. Y como siempre cumpliste tu palabra, me lo sacaste a golpes. Era bellísimo, tu misma cara. No tengo fotos, pero me queda el cordón.

Además guardé los dientes que me tumbaste de un puño. Tengo el cuchillo con el que me cortaste la cara, junto con la cuenta que le pagué al cirujano plástico. Además he guardado las cartas de todas tus amantes, las tengo organizadas por fecha.
¿Pero sabes cuál es la pertenencia que más aprecio de mi colección de recuerdos? La cuchara. Recuerdo con ternura la sonrisa de tu rostro envejecido mientras te daba las medicinas. Te cuidé hasta el final y cuando decidí que tu vida me pertenecía, te di en la boca un veneno fatal. Tenía buen sabor y de inmediato parecías dormido. Te amé hasta el último día.

Me marcho, amor. Te quiero como siempre y te sigo extrañando.

Los tereques de la vida

La verdad es que mudarse es un hastío. Recién el martes despedí mis pertenencias, cuando cuatro fortachones las montaron en un vagón enorme y me cerraron la puerta en la cara.

Ahora siento que debí haberles tomado una fotografía a mis cosas empacadas y a los hombrones aquellos. Siento que son custodios de mis tereques y que al no haberlos retratado los olvidaré muy pronto...creo que ya los he olvidado.

No estoy segura en dónde tengo nada. Muchas cosas se fueron en la mudanza y otras las tengo en mi refugio temporero. Por ahora, vivo otra vez en casa de mis padres.

Tengo la vida dividida. Siento que tengo mucho pendiente, pero no puedo terminar nada, porque las cosas estan esparcidas por todas partes. ¡Que desorden!

No veo la hora de terminar el proceso y recuperar el balance de la vida. Entender cuál es mi lugar y dónde están mis cosas.

martes, diciembre 20, 2005

La mudanza

La decisión está tomada. Tenemos que irnos. La mudanza fuera de Puerto Rico es una realidad. Es hora de hacer llamadas y arreglos. Hay que buscar quien viva en nuestro apartamento y alquilar un lugar cerca del nuevo trabajo de mi esposo.

Aunque muchas veces en mi vida pensé que esta situación podría suceder, me ha tomado de sorpresa. El cambio de Puerto Rico a Connecticut promete varias complicaciones como nueva casa, nueva escuela y nuevo idioma. Todo nuevo.

Sin embargo, tengo esperanzas que será un cambio bueno. Una decisión acertada que nos ayudará a largo plazo. Habrá que acostumbrarse.

Quiero evitar comenzar ya con las nostalgias. Aunque creo que las tengo identificadas todas: mi mamá y sus llamadas sólo porque quiere saber de mí, la relación de mi papá con mi hijo y sus aventuras juntos después de la escuela, las cantaletas de mi abuela, mi grupo de maestría y la vista al mar que tengo desde mi oficina.

¡Qué bien! Ya tengo enumeradas las nostalgias y aún no hago ni la primera caja. Aunque antes de la mudanza final pasarán algunos meses, ya siento que me estoy marchando.

martes, diciembre 13, 2005

Mudarme o no, ese es el dilema

Hace como diez años me imaginaba mi futuro como una extensión exquisita de aquel presente. Una bohemia interminable con amigos, la universidad y los viajes. Una vida sin límites que me llevaría, según yo, alrededor del mundo antes de los 30´s. Incluso hice gestiones afirmativas para enamorarme sólo de extranjeros que fueran la excusa para marcharme de mi Isla y trasladarme a lugares con otros acentos y sabores.

Pero la vida no siempre sale como se ha planeado. El amor se me presentó de sopetón y un buen día antes de los 25 me descubrí enamorada, embarazada y casada...en ese orden. Así que el viaje alrededor del mundo se convirtió en la persecusión de un chiquitín alrededor de la sala. El acento de mi compañero era como escucharme a mí misma. Somos de tan cerca que sospecho lo ví pasar cientos de veces y ni lo miré.

Bueno, pues ese hombre me trajo hace unos días otra sorpresa. Recién le han ofrecido irse a trabajar a gringolandia. Justo en el medio de la nada, a un pueblito frío y gris en donde a veces cae nieve en abril. Que sorpresa. Ya que me estaba acostumbrando a mi vida normal, cerquita de familia y con la vida detalladamente planeada para la próxima década. Qué bien.

Se me acaba de activar la aventurera que se había dormido. No hay que pensarlo mucho. Todo a la mierda. No vale la pena resistirse a la tentación de echar vuelo. De todas formas, siempre se puede regresar.

martes, noviembre 08, 2005

Un ejercicio literario

Hace tiempo que no sacaba un rato para postear algo nuevo. El escrito a continuación es un ejercicio del taller de cuentos que estoy tomando como parte de mi maestría. La asignación era transformar el inicio de un cuento folclórico en un diálogo. Ustedes dirán si lo logré.
La huida de Blancanieves

-Rómulo, quiero que te lleves a esta niña al bosque. Cuando llegues al punto más remoto acaba con su vida. No quiero saber más de ella. No la soporto, con sus sandeces y su carita de yo no fui.
-Señora, pero si es sólo una niña...Además es bellí…
-Te estoy dando una orden. No puedo ni mirarla. Su belleza me mortifica; no puedo tolerar que alguien me opaque de esa forma.
-Pero, señora...
-¿Puedes, o no, seguir mis instrucciones? Te pagaré…
-No diga más. Haré lo que usted ordene, señora.
************************************************************
-Blancanieves, tenemos que irnos al bosque. Tu madrastra me pidió que te acompañara a buscar unas hortalizas para el almuerzo.
-Pero, no ve que estoy ocupada limpiando los pisos. Además, ¿desde cuándo se interesa mi madrastra en los ingredientes para la comida?
-Niña, ¿acaso no sabe seguir órdenes? Nos han dado un mandato, y no queda más que cumplir.
-Como usted diga.
-Iremos a lo más profundo del bosque, donde se encuentran las más jugosas verduras.
-Pero para conseguir hortalizas sólo basta ir al pueblo. No es necesario cruzar el bosque.
-¡Niña, no diga más! ¡Haga lo que le digo! Recuerde que estamos siguiendo una instrucción de su madrastra.
*********************************************************
-Hemos llegado...
-¿Por qué me mira de esa manera? No veo ninguna… ¿Cuál es la tarea que le han ordenado? ¿Aquí no hay nada para la comida!
-…
-¿Qué me va a hacer? ¿Por qué saca su rifle!
-Tengo que matarla.
-¡Rómulo, tenga piedad! ¡No quiero morir!
-…
- ¡Por favor, no me mate! ¡Se lo pido por favor, no me mate!
- Blancanieves, no puedo dispararle. No tengo el valor.
- ¡Gracias!
-Blancanieves, no regreses. A partir de hoy has muerto. Si vuelves tu madrastra nos matará a ambos. No puedes regresar.

martes, septiembre 27, 2005

Filiberto Ojeda ha muerto y estoy indignada

Cuando leí estas líneas sentí un dolor profundo. Desde ese momento tengo un hueco en la boca del estómago. ¿Cuándo terminarán las muertes por esta lucha?

Beatriz: "Cuando finalmente me sacaron, Filiberto estaba vivo"

26 de septiembre de 2005 Mari Mari NarváezRedBetances.com

En su primera comparecencia ante la prensa desde el asesinato de su esposo, el revolucionario puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos, Elma Beatriz Rosado Barbosa testimonió que, antes de ser removida de los predios de su casa el pasado 23 de septiembre tras horas de haberse iniciado el operativo del FBI, pudo corroborar que su esposo aún vivía."Me mantuvieron en el lugar y, cuando finalmente me sacaron, Filberto estaba vivo".
Más tarde, la viuda especificó que supo esto porque su Ojeda se mantenía gritando consignas por la independencia de Puerto Rico. En horas de la tarde del día del Grito de Lares, "el hogar que compartía con Filiberto Ojeda Ríos fue asaltado brutalmente por agentes enemigos de la patria", afirmó Beatriz Rosado Barbosa.
"Hombres armados penetraron nuestra propiedad y dispararon a la pared frontal de la casa", siguió relatando. En ese momento, Ojeda Ríos les gritó a los agentes: "Alguien va a salir". Fue entonces cuando la esposa del revolucionario salió del hogar sin pronunciar palabra a los agentes. Inmediatamente "me llevaron a la fuerza, me obligaron a arrodillarme y, al no hacerlo, me tiraron al suelo.
En ese momento vi a Caoba, mi perrita, ensangrentada y muerta".La mujer también contó que su esposo gritó a los federales que él se entregaba al periodista Jesús Dávila pero "los agentes no le hicieron caso. Dijeron que eso no sucedería".
Más tarde, los agentes le vendaron los ojos a Rosado Barbosa. "En ese momento sentí en mi corazón, supe que lo iban a asesinar", contó.No fue sino hasta el sábado 24 de septiembre que la mujer se enteró de la muerte de su esposo, cuando un grupo de sus abogados la recogió en la cárcel federal de Guaynabo.
La viuda hizo un llamado al pueblo de Puerto Rico a manifestar su indignación en los medios de comunicación, en Internet y mediante protestas, piquetes, marchas o vigilias. "El FBI miente como siempre ha mentido. Está pisando en arena movediza y yo pido que nos ayuden a hundirlos. Que se vaya el FBI de nuestra isla. Fuera de nuestro terruño los malditos federales", declaró.
Rosado también relató que, momentos antes de salir de su hogar, su compañero le manifestó: "puede que esta sea la última vez que nos veamos". Al despedirse, su epsoso le manifestó su amor, se abrazaron y se besaron. Por órdenes de sus abogados, la mujer no dijo si sabían o presentían que el operativo se llevaría a cabo en esos días.

martes, septiembre 13, 2005

Cuento nuevo

¿Dónde me perdí?
“¿Dónde me perdí?”, pensó Estela mientras miraba a la recién nacida durmiendo profunda y silenciosamente en la cuna. Entonces se alejó despacio evitando despertar la nueva criatura que ocupaba todo su tiempo.

Cuando volvió a la sala llevaba en la mano una limonada y un libro de poesía. Se podía apreciar en sus ojos la esperanza de poder robar unos minutos a la rutina para volver a ser ella misma. Cuando se sentó comenzó a llorar, sólo bastó un minuto de silencio para que Estela recordara que el tiempo ya no le pertenecía.

La casa mantenía algún orden, por todas partes se apreciaba la presencia de un nuevo bebé. En un extremo el corral de un pálido rosado, los juguetes en el sofá y al lado de la mujer, descansaba un pañal de tela con un lazo bordado al frente.

Mientras, Estela tomaba largos sorbos y cerraba los ojos, el sueño la vencía, las lágrimas la ahogaban y al menor ruido levantaba la vista para asegurarse que la niña no hubiera despertado de su siesta.

La tercera vez que cerró los ojos, perdió la noción de tiempo y espacio.

Las luces de la discoteca la despertaron. Cuando se miró estaba exacta y divina, llevaba un vestido negro espectacular. Era preciosa. En la mano derecha cargaba un cigarrillo, mientras se balanceaba al ritmo de la música.

Estela sonreía con coquetería mientras el mesero le ofrecía un trago.

-Cortesía del caballero al fondo del salón- le dijo.

Sin pensarlo Estela se sentó en la barra y comenzó a tomar con gusto el Cuba Libre. Se disfrutaba cada sorbo, el frío gusto de apreciar los sabores combinados de refresco y licor.

Entonces lo vio acercarse. Sintió éxtasis, placer, locura. No cruzaron palabra, aquel ejemplar exquisito se acercó acortando la distancia entre ella y la barra, y la besó. Ella cerró los ojos, se concentró en el goce y acarició largamente la nuca de aquella belleza.

El ambiente la embriagaba. La arropaba la música, las luces, los besos, las caricias del desconocido la hacían sentir plena. Esa vida la hacía feliz, sensual, llena y libre.

-¿No crees que debo saber quien eres?- le preguntó vanidosa a centímetros de la boca del desconocido. Acto seguido se afincó al cuerpo caliente y sabroso.

-Javier-respondió parco el hombre.

De la discoteca a la cama sólo fue un paso. Cuando Estela reaccionó ya estaba retorciéndose con aquel hombre espectacular. Después del sexo exquisito se acurrucó para dormitar.

El llanto de la criatura la despertó.

“¿Dónde me perdí?”, se preguntó otra vez.

Se levantó a atender a la criatura, la niña que sólo le provocaba dejar sola y salir huyendo.

martes, septiembre 06, 2005

Otro cuento...para abonar a la tristeza

Me muero por morirme

Día primero

Aún estoy conciente. Aún sé quien me acompaña y mientras los miro recuerdo los momentos en que no estaba atrapado en esta habitación, la época en que el cuerpo me obedecía y podía decir, querer y hacer lo que me daba la gana.

Hoy quien me acompaña es mi hermana mayor. Como cree que duermo, se ha dedicado a buscar información por Internet de su trabajo. Se siente sola. Lo sé. Siempre lo he sabido. Se ha refugiado aquí en la casa de todos, en la casa de familia para no enfrentarse a su abandono, a su soledad, a la carga de la responsabilidad no compartida. No es feliz, hace mucho que no lo es, pero desde que estoy enfermo cree que sufre por mí.

Si pudiera decirle. Si pudiera hablarle. Le hablaría de nuestros viajes a la playa, de los cobitos gigantes de Isla de Mona y de la alegría que me dio su maternidad y el nacimiento de mi sobrina…pero no puedo decirle nada.

Intenta no hacer ruido, como estamos solos apenas me habla porque tiene dudas si estoy conciente, si estoy vivo.

Hace cuatro años estoy acostado en esta cama, esperando. Mi enfermedad ha ido mermando mis funciones corporales y ahora no tengo control alguno. Me he convertido en un recién nacido, pero no puedo ni siquiera llorar.

En silencio mi hermana, me mira. Me dice que volverá en un rato. Se marcha a ver televisión a otro cuarto y cuando me deja solo intento descansar, gracias a Dios las medicinas me atontan y gran parte del tiempo estoy medio dormido. ¿Cuánto tiempo más tendré que esperar?

Día segundo

Tengo calor. Mi hermana menor, que le tiene miedo a todo, cerró la ventana. Tiene terror; teme que el vecino la espíe. Nadie la espía, pero el miedo es quien la acompaña en cada paso que da. Su miedo más persistente es mi muerte, que complete este viaje iniciado y me marche finalmente y la deje sola. Que la abandone, como todos los hombres que se le han acercado alguna vez.

Dormimos juntos muchos años en esta habitación. La compartimos porque sólo le llevo un año. Nunca tuve problema con compartir la habitación con ella, la quiero entrañablemente. Antes que mi sobrina y mi hija, ella fue la niña de esta casa.

Tiene miedo, me mira con pavor. Siempre cree que algo pasará conmigo. ¿Qué puede pasarle a alguien que sólo espera su propia muerte?

Día tercero

Si pudiera hablar, si pudiera sonreírme hoy sería un día entretenido. Mi tía ha venido a verme. Su capacidad para hablar como si le respondiera y pelear conmigo la hacen divertida. Sin embargo, su actuación es burda. Nadie más la ve y aunque se ríe a carcajadas de sus propios chistes, se le escapan las lágrimas. ¿Por qué llorará? ¿Recordará cuando la acompañaba a todas partes? ¿Recordará los consejos que me dio y que nunca tuve oportunidad de cumplir? No hagas nada que yo no haría, me decía.

Hoy Tía, hoy como ves, no puedo hacer nada. Daría la vida que me queda por poder comunicarme, por poder decirles como me siento. Decirles que estoy vivo y no tengo miedo. Me muero por morirme. Estoy listo, la muerte debe ser mejor que esto.

Día cuarto

Es ella. Lo sé por su olor. Está aquí. Siempre me alegro de verla, a pesar de que vivo con ella. Aún vivo con ella. Parece que es parte de un milagro, ¿no? Hace seis años me casé con ella, pero no vivimos felices para siempre.

A los 40 días de casados me diagnosticaron. Al principio se me dormía una pierna. Después los dolores de cabeza no me dejaban vivir. Después del diagnóstico no pasó demasiado tiempo. Dejé de trabajar, me dediqué a luchar en contra de la enfermedad. Amor, de verás lo intenté. Llevas tanto tiempo sin mí. No sé si me sigues queriendo como antes. Yo sigo enamorado de ti y de tu olor y del brillo de tu rostro después de hacer el amor. ¿Cuánto tiempo hace ya sin que hagamos el amor?

Día quinto

A lo lejos lo escucho teclear. Sé que escribe una carta. Sé que intenta en nuestro encierro comunicarse con el mundo, eliminar la distancia. Desde que estoy en cama, mi padre no se aleja de mí; está aquí cada día. Nadie me cuida con tanta entrega, con tanto cariño y tanta responsabilidad. En estos años ha envejecido. Cuando empezó a cuidarme sus canas no eran tantas y las arrugas no lo adornaban como hoy. Insiste en llamarme, en hablarme, en alimentarme. Me he convertido en una de sus aves heridas, en uno de los pajaritos que rescata para que vuelvan a volar. ¿Papá cuanto faltará para que yo vuelva a volar?

Día sexto

La sopa me calienta la boca. La lengua saborea la combinación de sabores que me ofrece el alimento. Quien diría que este sería uno de los placeres que conservo, aún aprecio los sabores.
Mientras se me va calentando el cuerpo mientras trago la sopa, la escucho. Es increíble. Para mi mamá sigo siendo su niño. Sigo siendo el motivo de sus alegrías y penas. Es un día bueno, dice. Te lo comiste todo, celebra mi mamá mientras limpia el fondo del plato con la cuchara. Cuanto me quiere mi madre, cuanto celebra el más simple de los triunfos.

Aunque me queda poco pelo, me acaricia la cabeza con la ternura de siempre y me besa. Cada noche, cuando me sacan de la habitación para bañarme aprecio la cantidad de fotos mías que ha puesto en las paredes. Estoy joven, saludable, entero, quien diría que la vida se me iría escapando poco a poco. ¿Qué harás mamá cuando se me escape la vida del todo?

Día séptimo

La saliva del beso se me queda pegada en la mejilla. Unas manos pequeñas me acarician las mías y pronuncian el último nombre que me dieron: papá. Papi, me dice mil veces.

Papi te quiero tanto, me dice cuando llega de la escuela. Se acuesta a mi lado, me toca, se endereza y me mira a los ojos. Papito, me dice otra vez. Papito, hoy en la escuela aprendí sobre los árboles, me cuenta.

Mi niña cuanta alegría me das. Cuanta felicidad me ofreces en este estado. Quería cuidarte, de verás lo quise, pero no he podido evitarlo, no pude protegerme de esta enfermedad que me acaba día a día. Esta enfermedad que me obliga a despedirme.

Hoy vuelvo a decirte adiós aunque no puedas escucharme, a decirte que sigo aquí, esperando. Me muero por morirme para volver a ser libre. Estoy cansado de despertar aprisionado. ¿Hija que será de ti cuando no esté contigo?

Voy a cerrar los ojos. Voy a intentar dormir, mi esperanza es que cuando despierte ya no esté más aquí.

martes, agosto 09, 2005

Un día normal

Este es el primer "entry" de tipo diario a este blog. Les cuento que hoy es un día normal y que ando de lo más entusiasmada. ¿Por qué? Bueno, en diez días cumplo 30 años. Eso me tiene de lo más alegre. A pesar de que salir de los 20's me da tristeza (me parece que le digo adiós a la juventud), un nuevo comienzo me llena de espectativas. Realmente en los pasados diez años he hecho un poco de todo. He transitado por lo bueno y lo malo, lo querido y lo prohibido, los amores y los odios. Además en esta década me he convertido en adulta, al menos eso pienso yo. ¿Qué me traerá esta nueva década? Espero que cosas buenas, interesantes y divertidas.
¡Ahh! Y sobre la fiesta les contaré que espero quede super. Será un cruce con familia y amigos en la que recordaremos cuando erámos más jóvenes, más guapos y atrevidos. Ja, ja. Voy a tratar de subir unas fotos para que rían. Bueno, luego les cuento más. Además, tengo un cuento terminado que voy a poner para que disfruten.

¡Chao!

martes, julio 12, 2005

Segundo cuento

Una borrachera

Abro los ojos porque el calor es insoportable. Debe ser cerca del mediodía porque el sudor ya me baña el pelo.

Me volteo en la acera como si fuera una cama y me doy cuenta que pasé la noche completa dormido sobre el cemento. Con la manga de la camisa me seco la saliva que tengo pegada en la mejilla y entonces decido que debo preguntar la hora.

-¿Qué hora es?, le pregunto al primer par de pantalones que pasa por mi lado.

-¡Vago!, refunfuña el hombre mientras se aleja.

Entonces, miro alrededor. El Viejo San Juan apesta orines y se escuchan los bocinazos de la hora de almuerzo. ¿Alguien me habrá visto? ¿Alguien se habrá dado cuenta que soy yo?

Gracias a Dios nadie se detiene en mí, pero cuando se acercan tratan de disimular muecas de asco. Me toco el pecho y me doy cuenta que está húmedo, con un hedor persistente y pegajoso. Sin duda, en la borrachera me vomité encima. ¡Que asco! ¡Esto es lo último!

Alguien esta tomando café y me suenan las tripas. Tengo hambre. Pero si me paro de aquí la gente se dará cuenta que soy yo. Por los negocios que tengo alrededor me doy cuenta que estoy a sólo pasos de la oficina y si me pongo de pie la gente me reconocerá a pesar de la ropa sucia y el hedor a comida descompuesta.

Sin embargo, tengo mucha hambre. Me busco en los bolsillos y no me queda nada…en la cartera. ¿Dónde habré metido la cartera? La boté en medio de la borrachera o la puta con la que me estruje en la madrugada me la robó.

-¡Mierda!, digo en voz alta.

En definitiva tengo que comer. Tengo hambre y siento que el dolor de cabeza me parte el cráneo. Estiro la mano casi por impulso. Una adolescente que masca chicle se apiada y me pone dos pesetas en la mano. Al minuto, tengo el bolsillo lleno de menudo.

Cuando me arrastro hasta el puesto de comida de la plaza, veo de lejos a mi secretaria. Esta hablando con la policía. Rubia histérica, cada vez que no me presento a trabajar hace un escándalo. Pero no me queda otro remedio, llego hasta la cajera apretándome el estómago y le pido unas tostadas y un café.

Que interesante, cuando estoy encorbatado todos me dan los buenos días, pero la ropa apestosa, el pelo despeinado y las manchas en la camisa hacen pensar a la gente que soy un vagabundo. ¡Ja!

Mientras, miro por la ventana y veo a los lejos a mi esposa llorosa. Después se acerca mi secretaria con la policía. ¿Qué le estarán diciendo? ¿Por qué llorará tanto? No es la primera vez que me desaparezco una noche.

Un hombre canoso sentado en la mesa de enfrente levanta el periódico, entonces leo la fecha: 12 de abril de 2005. ¡Carajo, si estuve dormido tres días! ¿En medio de la borrachera me habré metido algo más? ¿Cómo voy a haber perdido el sentido por tanto tiempo?

Tengo que resolver esto. Salgo corriendo para decirle a mi esposa que estoy vivo, que no se preocupe.

Entonces me acuerdo. ¡Que error! Todo esta confuso, pero ella tiene un ojo morado y cuando me ve acercarme parece que ha visto al diablo. Grita desesperada para que los agentes regresen. ¡Me jodí!

Tengo las esposas puestas. Mientras camino obligado por el agente hacia la patrulla me acuerdo de todo. Era mi cumpleaños. Decidí hacer algo diferente, después de la borrachera típica me metí coca. No me acuerdo a quien se la compré. Lo próximo que recuerdo es cómo me reía a carcajadas mientras le daba a mi mujer una pela salvaje. ¡Mierda! La miro a lo lejos y a pesar de las gafas oscuras la veo sonreír. ¡En definitiva, me jodí!

sábado, julio 09, 2005

Mi primer cuento para ustedes

Eufemia y el espejo


Se acabó “Juana La Virgen”. ¡Que pena! No sé si podré vivir sin ver a Manolito. ¿Qué no saben cual es Manolito? El tío de Juana. ¡Ayy, si yo no puedo vivir sin él! Que esta buenísimo. Yo miré su página de Internet, es una belleza. Tenía unas fotos en las que aparecía desnudo, que son una maravilla. Pero que Mami no vaya a enterarse, porque dice que no debo ver eso. Ella siempre dice eso desde hace años. Que no debo ver esas cosas. Si ella supiera. Yo lo he visto todo. Les voy a explicar como lo hago. Me conecto al Internet y abro una página de Disney Channel o algo así, y entonces abro otra y en esa veo todo lo que me da la gana. Si me doy cuenta que viene por el pasillo cierro la página que me estoy relamiendo y miro una idiotez de las princesas zánganas esas.
Mi mamá piensa que soy una idiota. Si ya soy una mujer. Yo sé de todo. De todo y las novelas me han ayudado montones. Si las novelas son una fuente de información buenísima.
¡Miren! Hoy llega “La Madrastra” a su punto culminante. Es que sale de la cárcel Victoria Rufo. ¡Que maravilla! Si está exacta. Hace poco yo vi una novela que ella grabó cuando estaba más jovencita, pero no ha cambiado nada. ¡Esta igualita! Con esta novela, estoy juqueá. No puedo creer que nadie le vaya chotear a los hijos que ella es su verdadera madre. Eso es increíble, como esa mujer va a aguantar hasta el final sin decirle a esos muchachos que es su madre. ¡Que valor! A ese par de malcriados que se la pasan haciéndoles pasar malratos. A mí ese tema me parece tan real y además súper sincero e interesante. Yo sé de esas cosas, porque soy toda una mujer.
Mi mamá se la pasa criticándome porque me paso viendo novelas. Si ahí es que aprendo de las realidades de la vida. Como por ejemplo, llevo semanas buscando información de catalepsia. Seguro, la enfermedad que tiene Osvaldo Ríos en Rauzán. Esa es otra novela que es fabulosa. Me encanta el vestuario. Yo quería ponerme un traje de esa época para Halloween y mi mamá no me dejó. Es que siempre me tiene aquí encerrada y no me deja salir para ningún lado.
Sin embargo, eso no importante. Lo verdaderamente trascendental es lo que le pasó a Juana Pérez. Eso del embarazo cuando le hicieron el primer examen del ginecólogo. A mí no me cogen. Yo no me dejo hacer un examen de esos. Mira, ¿y si quedo preñá? No, yo tengo que tener relaciones cuando encuentre al amor de mi vida. Ya yo lo tengo todo decidido.
Fíjense para que vean, tiene que ser millonario y culto. Claro que sí y que me trate como una reina. Es más yo voy a casarme con alguien maravilloso al que yo quiera mucho, pero me tiene que querer más a mí. Aunque a Juana le salió bien, porque aunque enfermo, Mauricio De La Vega es un hombre maravilloso. Lindo e inteligente. ¡De lo mejor!
¡Shhhh! Nadie diga nada. Mira que por el pasillo viene mi madre. Ella no sabe que estoy hablando con ustedes. “¡Mami! No vengas para acá que estoy esnúa. Me estoy midiendo el uniforme de la escuela. Hay que entallarlo.
Mientras gritaba, Eufemia miró fijamente a la imagen en el espejo. Se acarició el rostro con las manos arrugadas y callosas, y parpadeó varias veces. Entonces miró hacia abajo y se encontró con el cuerpo de una mujer mayor, regordeta y con los senos caídos. Volvió a mirar su reflejo y se sonrió. El amor de su vida, el cual había diseñado a imagen y semejanza de los galanes de las telenovela ya venía de camino a buscarla. De seguro.

Primer día


He decidido crear este espacio. Estoy segura me servirá para mostrar a otros lo que escribo. Además de las entradas tradicionales tipo diario, publicaré mis cuentos. Tengo la esperanza de que quienes decidan leerlo me envíen críticas, recomendaciones y sugerencias. ¿Sí? Bienvenidos y gracias.