Casa de letras

miércoles, julio 19, 2006

Nuestra Vanagon 1984

La Volky está en la casa. El viernes pasado la fuimos a recoger con el corazón en la boca. No sabía si estábamos tomando la decisión correcta. No sabíamos si esta guagua era para nosotros.

Al día siguiente comenzaron mis clases privadas de guiar ‘standard’. Mi esposo, con la poca paciencia que tiene para enseñar, me ofreció un curso rápido. Sólo me dedicó una hora… Luego de terminar la clase me dijo que pensaba nos iba a ir peor y me invitó a pasear por la autopista. Nos cambiamos de asiento, el viento nos daba en la cara y estábamos contentos.

El domingo salí de la casa en la guagua para buscar una dirección. Una gestión de cinco minutos…nada más. Antes que me diera cuenta mi amor de cuatro ruedas estaba botando humo del motor. Mi hijo comenzó a gritar que la guagua iba a explotar y nos bajamos corriendo. La tuve que apagar y dejar allí en medio de la calle.

Se le rompió una pieza plástica que va de la bomba del agua a la manga (será un conector o algo así). Parece ya comenzó mi aventura.